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Heroes Desconocidos: Remedios (standard:poetry, 1718 words) | |||
Author: Victor D. Lopez | Added: Mar 03 2015 | Views/Reads: 2504/1545 | Story vote: 0.00 (0 votes) |
This is a translation into Spanish of part of my longest poem, Unsung Heroes from my book of poems, Of Pain and Ecstasy: Collected Poems. This particular part, Remedios, is about my maternal grandmother. The other three parts of the poem omitted here rela | |||
Parte II--Remedios (Abuela Materna) Tu esposo murió a los 40, dejándote sola con siete hijos a mantener, Pero no antes de que tu hijo mayor, Juan, muriera ahogado en el mar, Aun en su adolescencia, trabajando como pescador para ayudarte a ti y a tu esposo A poner comida en la mesa. Habías también perdido a una hija, Toñita, también en su tierna adolescencia, a la enfermedad. Sus gentiles almas puras encontraron Su camino de regreso a casa demasiado pronto. Más tarde en la vida perderías dos hijos más a la tragedia, Paco (Francisco), Un, hombre sumamente trabajador, honesto, y bueno cuya inclinación a usar lenguaje vulgar Nunca pudo desmentir una naturaleza apacible y un corazón generoso. Se electrocutó con una Luz portátil defectuosa mientras trabaja en torno a su piscina. Y el niño de tus ojos, Sito ( José ), el último en nacer y tu preferido, quien Había heredado la hermosura física de su padre y también su conciencia social, su política de izquierdas, Su imponente presencia, su labia de oro, y su mala, mala suerte, terminando su vida tal vez por Accidente debajo del carril de un tren en movimiento. Ni la desesperación ni la pobreza pudieron doblar tu espíritu. Tú te levantaste todos los Días antes de la madrugada para vender el pescado en un puesto en la plaza. Y cada tarde colocaste una enorme cesta de mimbre en la cabeza y Caminaste muchos, muchos kilómetros para vender más pescado en otros pueblos. El dinero era escaso, por lo cual a menudo recibías otros bienes a cambio de tu pescado. También le dabas tu pescado a quien solo te lo podía pagar con su bendición. Caminabas De vuelta a casa, a altas horas de la noche, a través de la oscuridad o por Caminos iluminados por la luna, cargada de lo que te dieran a cambio de tu pescado. Verduras, huevos, y tal vez un conejo o un pollo llenaban tu cesta de mimbre sobre tu Fuerte cabeza. Caminabas recta sobre tus piernas repletas de venas varicosas, impulsada Siempre hacia delante por un propósito noble: alimentar a tus hijos y poder darles Esperanza de que vendrían tiempos mejores. Durante la peor época de hambre mediante y después de la Guerra Civil, la chimenea de tu Casa alquilada con vistas al Puerto de Fontan, expulsó humo negro todos los días. El fuego de tu lareira alimentó no sólo a tus hijos, sino también a muchos vecinos aun Menos afortunados que tú, alimentando su cuerpo y manteniendo en vida la esperanza. Fuiste criticada por algunos vecinos cuando lo peor había pasado, después de la guerra. "¿Por qué trabajas tan duro, Remedios, y permites que tus niños pequeños trabajen Tan jóvenes? Los sacrificas a ellos y a ti misma sin necesidad por un orgullo imbécil Cuando Franco y la ayuda extranjera otorgan comidas gratis para los necesitados”. “Mis hijos nunca vivirán de la caridad pública mientras mi espalda lo permita,” era tu Contestación. Resentiste a tu esposo por poner la política por encima de su familia, y por Arrastrarte a ti y a tus dos hijas mayores de tu cómoda y sana vida en tu casa, en el Numero 10 Perry Street cerca del Grenwich Village a una Galicia sin esperanzas. El optó por inclinar su lanza a molinos de viento por a la eterna gloria de otros hombres Necios. Y te dejó a ti sola para enfrentar la ingloriosa lucha por la sobrevivencia diaria. No obstante su corazón enfermo, el trabajó con gran diligencia para promover un futuro Justo en su querida España, ignorando la realidad practica de tu doloroso presente. Te llenó de hijos y construyó con gran cuidado la cruz en la cual lo crucificaron, una Palabra a la vez, dejándote a ti la dolorosa tarea de recoger los rasgos de su idealismo Destrozado. Pero tú sobreviviste y prosperaste sin sacrificar tus propios principios Sólidos y sin permitir que tus hijos sufrieran más privaciones que las del trabajo duro. Nunca perdiste tu sentido del humor. Nunca tomaste a nada ni a nadie con gran seriedad. Enfrentada con la absurdidad de la vida, siempre optaste Click here to read the rest of this story (110 more lines)
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